top of page

Eso que llaman amor...



Del amor dicen muchas cosas: que es una emoción, que es un impulso, una reacción del cerebro que se descontrola y empieza a segregar unas y otras sustancias…

Dicen que el amor es como una droga, una trampa en la que cae hasta el más escéptico. Hasta el más reactivo hacia él se engancha, porque el amor crea adicción.


Y es que hay amores a primera vista, amores platónicos, obsesivos, amores ciegos, prohibidos, imposibles. Todos tienen algo en común, que en mayor o menor medida crean mariposas en nuestro estomago, nos hacen subir a las nubes, nos dibujan una sonrisa tonta, nos hacen soñar… Y entre tantas opciones de esta acción-reacción está la que menos nos gusta, y es que el amor duele. A veces hace daño, sobre todo cuando se acaba. Cuando alguien te mira con ojos esquivos y susurra que ya no está enamorado de ti. Ese o mil y un momentos, más o menos dramáticos, donde eso que compartíamos entre dos, ese motor que generaba los latidos se apaga… cuando nos rompen o rompemos un corazón.


Anda que no he llorado y sufrido yo por amor. Seguro que no habré sido el único. La típica reacción es encerrarse en uno mismo, y buscar cualquier excusa a la que aferrarse. Algo que nos haga mantenernos a flote. Algo que nos haga sobrellevar esa ausencia y ese vacío que sentimos dentro. Porque aunque ese amor ya no está, el sentimiento que generaba aun permanece. Aun hay un vinculo, un hilo invisible que nos ata, y que aprieta fuerte cuando escuchamos esa canción que tanto le gustaba, cuando pasamos por aquel que era nuestro bar, cuando aparece ante nosotros una foto, un regalo o el simple espacio que hay en la cama.


Será esto de la edad, que estoy madurando… pero empiezo a ver las cosas de forma distinta a como lo hacía antes. Quizás es que haya cambiado mi punto de vista a costa de caerme y levantarme. Tal vez de tanto observar he aprendido a hacer equilibrismo- últimamente creo que he tenido algo de suerte, siempre me han dejado tanto o más de lo que perdí. Y que descubierto que las cosas no se acaban, solo se transforman.


Quizás soy un ingenuo y a la vuelta de las esquina está mi próximo tropiezo... pero la próxima vez me he prometido a mi mismo que no voy a lamentarme por haber fallado, que no me repetiré la misma jaculatoria sin piedad "Enamórate", decían... "Es lo más bonito del mundo"...“¿por qué? Al final voy a quedarme solo.”… “ Mejor solo, así no sufro”…


Y dolerá igual, y será triste igual, pero como dijo Samuel Beckett :“Inténtalo, falla. No importa. Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo, falla mejor."

Porque aunque tengamos el corazón roto eso no va a impedir que el amor vuelva a llamar a la puerta. Y aunque ese amor nuevo también se acabe, aunque pase lo mismo de siempre, es mejor no quedarse abrazado al miedo y hacer grande la pena. Que de todo se aprende. Esto es un juego y es mejor jugar, que para algo hemos venido. No hay nada mejor que el amor para sentir que estamos vivos, a la mierda lo de contemplar las consecuencias.


Así que ENAMORATE. Hazlo las veces que haga falta, con o sin conciencia. Aunque al final no sea la persona ideal, aunque te rompan de nuevo el corazón y sea otro desengaño. Pero no pares de intentarlo porque quizás en una de estas, cuando menos lo esperas aparezca alguien y te pille por sorpresa. Porque estoy seguro que en algún momento aparecerá alguien, la pieza perfecta, alguien que se quedara para siempre. Entonces podrás observar su cara mientras duerme a tu lado, podrás echar la vista atrás y descubrir que el camino mereció la pena.







bottom of page