Lo reconozco, soy culpable. Multiempleado en arte y entretenimiento, todo lo demás fue casual. Sueño despierto y a veces dormido.

Escribo, retuerzo palabras, las pinto y coloreo. Construyo imágenes y mato demonios con ellas.

Soy un ser de palabras e imágenes sin ningún objetivo en concreto. Y así voy a la deriva. 

Un día mi profesor me dijo: "Tienes un don. No pares de contar historias al mundo, a alguien llegaras. A algunos les harás soñar, a otros pensar."